Surya Namaskar: La práctica que despierta tu Sol interior

Por Montse Padilla

Surya Yoga


 

El Surya Namaskar, o Saludo al Sol, es una práctica fundamental para todo yogi. No es solo una secuencia física de asanas, sino una enseñanza profunda sobre nuestra conciencia, nuestra voluntad y nuestro dharma como seres solares. Por eso, esta práctica es una de las más importantes dentro del camino del yoga.

Esta práctica es una ofrenda diaria. No solo al sol que vemos en el cielo, sino al Sol interior: esa conciencia luminosa que habita en nosotros, que nos da claridad, voluntad, dirección y vida. Por eso, Surya Namaskar no es una secuencia física más; es un rito de alineación con nuestro propósito cósmico.

 


El sol como maestro


 

En el Veda se reconoce que el Sol —Surya— no es solo una estrella. Es una conciencia elevada. Una forma de lo divino que sostiene con su luz y su calor la existencia de todo un sistema. Cada día, el Sol hace su recorrido incansable sin pedir nada a cambio, entregando prāṇa, claridad y fuerza. Por eso, el saludo al sol no es solo un estiramiento: es un reconocimiento, un diálogo interno con esa energía que da vida, visión y propósito.

Cuando nos colocamos en el tapete y comenzamos la secuencia, estamos diciendo con el cuerpo:

“Sí, reconozco esta luz. Sí, estoy dispuesta a recibirla. Sí, quiero encarnar esa conciencia solar en mi día a día.”

 


El mito solar: Hanuman y Surya


 

Hay una historia hermosa dentro de la tradición del yoga que explica cómo nació esta práctica. Se dice que Hanuman —el rey mono, símbolo de la fuerza, la devoción y la entrega— vio al sol cuando era pequeño y creyó que era una fruta dorada. Impulsado por su fuego interno, voló para alcanzarlo y comérselo.

Al acercarse, Surya lo detuvo con suavidad. Reconoció en Hanuman algo especial, un aspecto divino que lo impulsaba a buscar la luz. Entonces, Hanuman le pidió convertirse en su discípulo. Quería aprender de su brillo, su constancia, su sabiduría.

Pero Surya le dijo que no podía detenerse a enseñarle, pues su labor era constante. Entonces Hanuman, en su determinación inquebrantable, respondió:

“No importa. Yo caminaré hacia atrás, junto a ti, mientras recorres el cielo.”

Y así fue como Hanuman, siguiendo al sol cada día, recibió las enseñanzas del Surya Namaskar. Una secuencia donde cada postura representa un momento del viaje del héroe solar: el que desciende al mundo, enfrenta la oscuridad y vuelve con la luz.

 


Cada postura cuenta una historia


 

Cuando hacemos un saludo al sol con conciencia, estamos recreando ese viaje sagrado:

    • Manos en oración: me posiciono con humildad y devoción. Reconozco que soy un canal para algo más grande.

    • Brazos arriba: recibo la energía solar, permito que la conciencia descienda en mí.

    • Flexión hacia adelante: me rindo ante la tierra, ante mi humanidad. Me vacío.

    • Pierna atrás, mirada al cielo: me preparo como guerrero. Miro hacia lo alto, recordando mi propósito.

    • Plancha: sostengo mi fuerza. Me afirmo antes de descender.

    • Ashtanga Namaskara (ocho puntos al suelo): rindo el ego. Me entrego completamente.

    • Bhujangasana (Cobra): elevo el corazón, reflejo del sol interno. Surge la luz desde la oscuridad.

    • Adho Mukha Svanasana (Perro hacia abajo): me reorganizo. Me fortalezco para una nueva prueba.

    • Regreso con la pierna contraria: el héroe retorna. Traigo la luz ganada de nuevo a la tierra.

  • Vuelvo al centro, manos al corazón: integro la experiencia. Ofrezco la luz al mundo desde mi forma humana.
 


Una práctica para recordar tu dharma


 

Surya Namaskar no es solo un calentamiento. Es un acto ritual. Es decirle a la vida:

“Estoy presente. Estoy despierta. Estoy comprometida con la luz.”

Y esa luz no es abstracta. Se traduce en cosas concretas: claridad mental, visión, enfoque, voluntad, disciplina, fuerza interior. Todo lo que necesitamos cada día para no perdernos en el caos del mundo.

Esta es la práctica que entrena nuestra conciencia solar: el centro que ilumina, guía y sostiene. Y cuando la haces con esta intención, no solo estiras el cuerpo. Estás afirmando tu propósito cósmico: encarnar la luz y expandirla al mundo.

 


El saludo al sol en los solsticios y equinoccios


 

En los días de solsticio y equinoccio, el Sol cruza umbrales sagrados. Son momentos donde la luz cambia de dirección:

    • En los equinoccios, el día y la noche se equilibran.

    • En los solsticios, uno triunfa sobre el otro: ya sea el día más largo o la noche más extensa del año.

Estos puntos marcan giros del dharma solar, y por eso en muchas tradiciones se celebran como puertas de conciencia. Son momentos de alineación cósmica donde la práctica se vuelve más poderosa, más simbólica.

 

Equinoccio de Primavera (alrededor del 21 de marzo)

La luz y la oscuridad se equilibran. Es un tiempo de renacimiento, donde sembramos la intención de un nuevo ciclo. La práctica solar aquí ayuda a plantar claridad y fuerza en el corazón.

 

Solsticio de Verano (alrededor del 21 de junio)

El día más largo del año. El Sol está en su máxima potencia. Es un portal de expansión, energía, acción y visión. Practicar aquí es una consagración de nuestro fuego interno, como un voto de irradiar desde el centro. 

Es un momento para reflexionar todo el ejercicio previo de los últimos 6 meses, es el “medio día del año” y el momento donde el sol comienza a alejarse, a comenzar ese atardecer que reduce poco a poco la luz, esto se reflejará en nuestra consciencia, disminuirá la claridad y la voluntad, tambien desde esta visión reconocer la luz que he fijado en mi los últimos días me ayudará a cargarla en los siguientes meses desde lo interno.

 

Equinoccio de Otoño (alrededor del 22 de septiembre)

De nuevo la luz y la oscuridad se equilibran. Pero esta vez entramos en la madurez del ciclo. La práctica en este punto nos permite recoger la cosecha de lo vivido y sostener la luz mientras todo empieza a descender.

 

Solsticio de Invierno (alrededor del 21 de diciembre)

La noche más larga. El Sol parece desaparecer… pero justo ahí comienza su renacimiento. Es un momento de recogimiento, introspección y escucha profunda. Practicar aquí es un acto de fe: encendemos nuestra luz interna en medio de la oscuridad.

 


 

 

Practicar Surya Namaskar en estos momentos es como hacer un voto:

“Estoy en sintonía con el Sol. Me muevo con sus ciclos. Me ofrezco como canal de su luz en la Tierra.”

Ya sea en el renacimiento de la luz (solsticio de invierno), su máximo esplendor (solsticio de verano) o los momentos de equilibrio (equinoccios), el saludo al sol nos ayuda a ajustar nuestro reloj interno al orden del cosmos, y a recordar que cada cambio externo puede ser una transformación interna.

 




 

Con amor y gratitud al linaje solar que nos guía y nos sostiene,

Montse Padilla

 


6 Comentarios
  • Marisela
    Publicado 02:28h, 20 junio Responder

    Hermosa explicación

  • Coyito
    Publicado 03:40h, 20 junio Responder

    Gracias Montse por compartir tan bella y clara reseña. Me recuerda el regalo en Uno al elegir Me en este camino de Luz.

  • IYALI CAMACHO
    Publicado 14:38h, 20 junio Responder

    Gracias por guiarnos y compartir
    Muchas gracias!!

  • Myrna Flores Herrera
    Publicado 20:02h, 20 junio Responder

    Muchas gracias montse, información que sana gracias, gracias, gracias

  • Elliery Pérez
    Publicado 15:37h, 21 junio Responder

    Muy bonita y clara explicación, nos permite conectar y ser conscientes del movimiento al realizar la práctica. Gracias, saludos.

  • Maria
    Publicado 04:36h, 17 julio Responder

    Que hermosura, Gracias por el corazón que pones a todo lo que brindas

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